El hijo de un pobre carpintero, Rocco Commisso, emigró de Italia a los Estados Unidos cuando tenía solo 12 años. No solo no conocía a ninguna persona, sino que tampoco hablaba inglés. Siguió un camino poco convencional, ingresado en una escuela católica por su habilidad única para tocar el acordeón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario